miércoles, agosto 1, 2007

I’m back… kind of

Posted in Aclaraciones, Viajes a 10:55 pm por tlahui

Para aquellos que se pregunten qué onda conmigo, o para aquellos que sepan más o menos qué onda, pero quieran saber cómo va todo.

Hoy regresé a Ottawa después de 2 meses de andar de parranda, je, por así decirlo. Estuve en México donde pasé momentos difíciles y desafiantes. Pero también tuve momentos muy agradables, largamente esperados, y de mucho aprendizaje. La mitad de ese tiempo me hizo muchísima falta mi familia, a quienes extrañé como nunca. Volví a nacer cuando me alcanzaron por allá.

Aquí hago un paréntesis para agradecer a todos aquellos que me tendieron la mano en la misión principal que me llevó a México (principalmente mis hermanos, mi padre, Mago, Tere y Rodrigo), así como aquellos que me brindaron todas las facilidades para hacer de este viaje uno muy placentero (con especial mención para mis padrinos, mis suegros, mis primos Daniel y Jesús y sus respectivas familias). A todos aquellos que no pude visitar, sepan que me quedo sumamente triste por ello.

Regreso con la memoria fresca de porqué estoy aquí y con otra perspectiva de mis experiencias por acá. Así que con ánimos renovados estoy listo para realizar todo lo que quiero hacer, lo cuál no excluye a este blog, pero tampoco quiere decir que escriba seguido, al menos no por el momento, pues hay muchísimas cosas de mayor prioridad en mi lista de pendientes.

Aqui seguimos.

lunes, agosto 28, 2006

Viaje a Vancouver

Posted in Canadá, Viajes a 10:18 pm por tlahui

El 25 de julio salí de Ottawa hacia Vancouver, era un día moderadamente caluroso en Ottawa. Sylvain y yo viajamos y nos hospedamos juntos, así que ese día él se ofreció a venir por mi. Como a las 4 de la tarde nos tocó la puerta y nos dispusimos a salir. Edgar Rodrigo lloró mucho, pero sospecho que fué porque no se subió al auto de Sylvain.

Desde el día anterior preparé mi maleta y mi poster. Aunque llevaba muy pocas cosas, el poster era bastante grande (1.5×1.1 m)y por lo mismo estorboso (el tubo mide 1.7 m de alto) y tenía duda de que me permitieran llevarlo conmigo en el avión, aunque cupo sin problemas en el auto. Llegando al aeropuerto buscamos dónde conseguir el pase de abordar y por primera vez usamos unas maquinitas en las que metes tu tarjeta de crédito o de viajero frecuente, o escribes tu número de reservación, te dice cómo te llamas y te deja elegir asiento antes de imprimir el pase.

Al entrar al avión, la persona de la tripulación que estaba en la entrada vió mi tubote y me dijo que si lo podía guardar, yo no tenía idea de si cabría en los portaequipajes, así que su propuesta de ponerlo en el closet de la tripulación me pareció fantástica. A cambio me pidió autorización para quedarse con el poster si yo lo olvidaba ahí, je. Sylvain hizo lo mismo con su poster. El asiento estaba bastante incómodo, yo no cabía bien, y no a lo ancho, sino a lo largo, no podía doblar mis rodillas porque medio rozaban con el asiento de adelante, y tampoco había espacio para estirarlas. Sylvain iba sentado detrás de mi y yo estaba justo frente a la pantalla, así que me pidió que me agachara para que el pudiera ver la película, fué sumamente incómodo y yo terminé todo entumido.

El vuelo duró como 5 horas, llegamos temprano a Vancouver así que propuse ir en autobus al hotel. Yo ya había estado en Vancouver hace 3 años y sabía más o menos cómo moverme en la ciudad, además de que ya había investigado cómo llegar al hotel. Lo malo fué que al llegar a nuestra parada, el chofer no nos dió tiempo de abrir las puertas y nos bajó hasta la siguiente parada, lo cuál fué incómodo por las maletas y los posters.

En la recepción del hotel nos dieron las llaves de la habitación y nos dijeron que teníamos una excelente vista. Llegamos a la habitación y lo primero que hizo Sylvain fué checar la vista, era una burla, estabamos en el quinto piso y lo único que podíamos apreciar era el techo de la sala de convenciones del hotel. Pero bueno, después de todo no teníamos planes de quedarnos todo el día en la habitación para apreciar la vista, je. Llamé a Tere y nos dispusimos a buscar un lugar para cenar.

Caminamos por la avenida Granville a ver qué hallabamos, pero estaba medio muerto, así que terminamos por tomar un café en un starbucks. Luego el tenía ganas de un bar o de bailar, y aunque había varios bares, ninguno nos llamó la atención, por lo que terminamos en un pub llamado «El furniture warehouse, mexican restaurant». Al entrar nos pidieron identificación, me pareció cómico pues dudo que con mis canas piensen que soy menor de edad. La música estaba agradable, nos recomendaron una cerveza que nos pareció terrible pero nos la terminamos, luego Sylvain pidió un martini con cerezas o algo así y unos tacos de pollo (a 35 pesos cada uno) que estaban buenos. Me convenció de que pidiera un martini como el de él pero como nunca llegó el se molestó y pedimos la cuenta, en compensación nos regalaron un caballito con el martini que pedimos.

Al día siguiente nos fuímos a registrar en el congreso, ése día no era el congreso en el que ibamos a participar, sino otro que se organizó conjuntamente, de cualquier manera revisé el programa de ese día y como no encontré nada que me interesara, me uní a la propuesta de Sylvain de aprovechar el día para pasear. Primero fuímos a desayunar, Sylvain me dijo que quería ir a Grouse Mountain o a Capilano, pero primero fuímos a Canada Place a tomar fotos de la bahía.

Bah�a desde Canada Place

Ahí cerca está el centro de información turística, así que fuímos a preguntar cómo ir al puente de Capilano y dónde comprar un pase de autobus para todo el día. Resultó que ahí mismo compramos el pase de autobus y la entrada a los puentes. Además para ir allá teníamos que cruzar la bahía, ya fuera en seabus o por el puente, optamos por la primera opción, pues además estabamos muy cerca de la terminal del seabus.

Puente desde la Bah�a

En la estación del otro lado de la bahía hay un mercado y un mirador desde el que se puede ver el centro de Vancouver. Ahí cerca también está la parada de autobuses donde tomamos el que va a Capilano.

Vancouver

El puente de Capilano está muy, muy padre. Está en medio del bosque y lo tienen adecuado como parque temático, todo el personal usa vestuario especial y la entrada está adecuada como una colonia antigüa, hay tótemes y el puente es impresionante. Debajo del puente pasa un río y del otro lado hay varios estanques encantadores y puentes entre las copas de los árboles.

Puente Capilano

Bosque desde el puente

R�o y sombra desde el puente

totem

puentes colgantes

No pude evitar recordar mis paseos con mi compadre Rodrigo Pelayo a la barranca de Huentitán, en los que casi siempre cruzabamos el puente de Arsediano (que también es colgante y pasa sobre un río). Sin embargo más tarde ese día tuve todavía más motivos para recordar esos paseos, especialmente por lo cansado que resultaba bajar a la barranca y sobre todo subir.

Nos regresamos a Vancouver en autobus, cruzando la bahía por el puente. Puse la cámara a tomar fotos continuamente, y varias salieron muy bien.

Vancouver desde el puente

Sylvain queria ir a la playa a tomar fotos del océano, en la oficina de turismo nos dijeron de algunas playas donde podíamos ver hacía Victoria, pero dificilmente tendríamos la vista libre hacía el océano. De cualquier manera Sylvain quería ir a la playa que está en la Universidad de British Columbia. Llegando a UBC le pregunté a un policía como llegar a la playa. Nos explicó, pero decidimos tomar una ruta diferente. Nos perdimos pero valió la pena porque caminamos por la parte más bonita de UBC. Camino a la playa encontramos un mirador y un jardín muy bonito. Luego ya perdidos, queríamos hallar un camino hacía la playa, y pasamos por el museo de antropología.

Jard�n desde el mirador en UBC

Finalmente encontramos el camino a la playa, que era de bajada, bajada y bajada.

mar iendo a la playa

Sin embargo las sorpresas no habían terminado ahí, pues al llegar a la playa descubrimos que se trataba de una playa nudista, y nadie, ni en la oficina de turismo, ni el policía, nos advirtió. Así que sólo tomamos fotos donde no hubiera gente y así evitar que nos vieran feo.

paisaje desde la playa

La playa estaba medio fea porque casi no había arena, pero caminamos por la playa en busca de otro camino para regresar y llegamos a un lugar donde la playa se compuso y por lo mismo había más y más gente, y luego encontramos el camino, seguimos por la playa y de repente se terminó porque había un aserradero. Tomamos más fotos y nos regresamos.

reflejo

La subida estuvo dura y ahí fue donde más recordé los paseos a Huentitán. Regresamos al centro, entonces Sylvain tenía ganas de cenar en un McDonalds, así que nos fuímos caminando por Robson en busca de uno, o alguna otra cosa, los hotdogs y hamburguesas en la calle nos hacían ojitos, pero Sylvain primero quería agotar la opción de McDonalds. Había muchísima gente en la calle, y es que había fuegos artificiales en otra playa que nos quedaba más cerca de nuestro hotel, pero ya estabamos taaaaaan cansados que después de cenar nos fuímos al hotel. Después de un buen baño me puse a revisar el programa del congreso para los días siguientes, y Sylvain se fué a leer a un café.

Al día siguiente, fuímos a la primer conferencia plenaria, que fué un tanto decepcionante, luego fuímos a desayunar, y como no había más pláticas interesantes nos fuímos a explorar una zona que se llama Gastown (No llevé cámara y Sylvain no me ha pasado las que el tomó). Lo más interesante de ese sitio es que es una de las calles que todavía conserva sus edificios y mobiliario urbano originales. Regresamos al hotel, nos encontramos con Marcie y nos sugirió ir a comer con Michael Anderson. Él sugirió ir a un lugar llamado «Bin 941 Tapas Parlour«, estaba a 3 cuadras del hotel, así que nos pareció muy bien. ¡¡¡Qué comida tan maravillosa!!! medio extravangante, pero de verdad que fué sensacional! al revisar el menú de bebidas Sylvain vio que había cerveza «La fin du monde» pidió una de 3 cuartos de litro para los dos. Excelente cerveza! y muy fuerte por cierto, terminamos pidiendo una segunda y medio happies. Lo mejor de todo fué que decidimos compartir la comida, así que probamos 4 entradas y 4 platillos, ¡wow! de verdad si algún día van a Vancouver, tienen que ir a comer a ese lugar (941 Davie st.). Nos salió en 40 dólares cada uno, pero nadie se arrepintió.

El resto del día estuvimos en el congreso, la plática de Peter Slezak me gustó mucho a pesar de que la dió super rápido. Ese mismo día en la noche tuve oportunidad de conocerlo pues fuímos a platicar a un bar él, un amigo de él, Sylvain y yo. Muy agradable persona.

El día siguiente no hubo mucho más que congreso. Robert West nos sugirió ir a comer a un lugar llamado «Sala Thai», fuímos todos los de Carleton, Ron Sun, uno de los principales organizadores del congreso, y otras 2 personas que iban con él. No tuve oportunidad de conocer a Ron. Sin embargo la comida estuvo bastante buena, de nuevo la comida fué compartida, aunque en esta ocasión Robert ordenó los platillos. Yo estoy acostumbrado a compartir la comida con mis mejores amigos, así que a mi me parecía muy buena la idea, pero hubieran visto la cara de uno de los tipos que iba con Ron. En la noche fuímos a un restaurant de comida griega porque Terry dijo que ahí iba a haber gente del congreso. El lugar no fué la gran cosa, pero Sylvain Marcie y yo estuvimos platicando de política con Peter. Muy agradable velada.

El último día del congreso estuvo medio aburridón, en la mañana cerramos la cuenta del hotel e imprimimos los pases de abordar ahí mismo. Al medio día otra vez fuímos toda la banda de Carleton a compartir la comida, esta vez a un restaurante de comida china, estuvo sabroso, pero no fué nada espectacular. En la tarde fué la sesión de posters en la que tanto a Sylvain como a mi nos tocó presentar y a las nueve de la noche, como una hora y media antes de que terminara el congreso, tuvimos que empacar nuestro cartel pues nuestro vuelo de regreso partía a las 11 de la noche.

Nos fuímos en taxi al aeropuerto. Yo pensé que dormiría de regreso, pero no fué así, me chuté las 2 películas que pusieron, hasta me gustaron. Llegamos a Ottawa el domingo poco después de las 5 de la mañana. Sylvain tomó un taxi a su casa y yo me fuí en autobus. Estaba muy cansado pero muy feliz de ver de nuevo a Tere y a Edgar Rodrigo. Y los siguientes días estuve de muy buen humor.

martes, agosto 23, 2005

Llegada a Ottawa

Posted in Ottawa, Viajes a 11:25 pm por tlahui

decidimos intentar ir a algún lugar, descubrimos que había transporte gratuito del hotel al aeropuerto así que reservamos en el último transporte a las 11:30 de la mañana. Antes de eso tomamos un taxi a un centro comercial donde casi todo estuvo cerrado y compramos leche y galletas para desayunar, regresamos al hotel, nos llevaron al aeropuerto y una vez ahí hice fila como por una hora para conseguir los pases de abordar. Tuvimos 2 horas libres, un poco aburridas pues no había nada que hacer y como a las 3:40 subimos al avión rumbo a Ottawa.

El viaje fue corto, el aeropuerto de Ottawa es muy pequeño y no fue problema encontrar nuestro equipaje, de hecho, llegó antes que nosotros por lo que ni siquiera tuvimos que esperar para recuperarlo. Tomamos 2 taxis a nuestro nuevo domicilio, sobre todo porque todo nuestro equipaje no cabría en uno sólo auto.

Nuestra primera impresión fue que Ottawa tiene una vegetación exuberante, todo se ve verde por todos lados. Nuestra segunda impresión es que Ottawa es una ciudad muy pequeña.

Llegamos al 201 de la calle Bell, el calor me parecía insoportable, la apariencia de la entrada del edificio no era lo que yo esperaba, pero el lobby era peor, con un olor extraño, en fín confíe en que sólo fuera el lobby. En lo que Tere subía a ver el departamento yo me quedé en la oficina de la administración a firmar el contrato de
renta. Cuando subí y la encontré en el pasillo, le pregunté qué tal, no la vi nada convencida e Ilse, la hija de Magda dijo «está horrible», sentí que todo nos estaba saliendo mal, y lo peor era que ya había firmado el contrato. Entré al departamento y no eraexactamente «horrible», pero tampoco era agradable. Todo estaba pintado con la misma pintura que las paredes, incluyendo las puertas, los picaportes, los muebles de la cocina, todo, excepto por los vidrios, la estufa, el refrigerador y la alfombra. Había un olor bastante desagradable que después supe se debía a las palomas que andan volando por aqui cerca. Las ventanas tienen una especie de mosquitero que es para evitar que insectos, palomas o sus plumas se metan al departamento, ambas pantallas estaban rotas, muy sucias y una de plano estaba en el suelo. El balcón estaba terriblemente sucio. El espejo del baño estaba en muy mal estado, en general todo estaba sucio y desagradable. En fin, pensé que todo con un poco de limpieza se podría
arreglar así que después de subir nuestras cosas propuse ir a comprar despensa.

Yo ya sabía que a unas cuadras de aquí hay una tienda Loeb, así que ahí fuimos. Todo me parecía raro: la gente en la calle, las banquetas amplias y blancas, el olor. La tienda estaba muy fresca, así que descansamos del calor. Comenzamos a ver las cosas que hay y los precios! En general todo nos parecio distinto a lo que hay en las
tiendas en México, pero lo que más nos asustó fueron los precios. Sobre todo lo más caro son las frutas, verduras y alimentos para preparar en 5 minutos. Así que compramos lo más necesario y lo más barato: artículos de limpieza, tocino, huevo (casi 3 dolares (27 pesos) la docena!), leche (casi un dolar (9 pesos) por litro!), cereal, pan. Y además, los precios no incluyen impuestos! No sé bien qué cosas causan impuestos, pero hay 2 tipos de impuesto uno estatal y otro federal, juntos suman el 15%.

Al salir de la tienda un señor nos abordó para preguntarnos de dónde veníamos, después de un rato de platicar nos preguntó dónde viviremos, le platicamos y nos dijo que los edificios donde viviríamos son lo peor del vecindario, que aquí hay mujeres de la vida galante, drogadictos, ex-presos, etc. Realmente nos asustó! Incluso comenzamos a conjeturar que por eso había más gente en nuestra calle que en
las demás calles.

Conforme caminabamos al departamento me iba sintiendo cada vez peor al pensar que estaba arriesgando a mi familia, que mi niño no tiene la culpa, que nada de eso debería estar pasando, que seguramente podríamos vivir en un lugar mucho mejor. Me sentía arrepentido. Me sentía derrotado, todo estaba saliendo mal, además yo estaba extremadamente cansado. Decidí que nos teníamos que mudar cuanto antes, así que le dije a Tere que no desempacaramos y que al día siguiente buscaríamos otro departamento.

Después de cenar pan con jalea de mermelada nos acomodamos a dormir en un colchón inflable que trajimos de México. Definitivamente, a pesar de lo cansado que estaba, me costó mucho trabajo dormir.

viernes, agosto 12, 2005

Llegada a Canadá

Posted in Canadá, Viajes a 7:09 pm por tlahui

El 2 de agosto de 2005 comenzó muy temprano, no recuerdo la hora exacta pero para las 9 de la mañana yo ya me había rasurado, bañado, desayunado, limpiado los zapatos e incluso había pagado el teléfono y bajado las maletas. A las 9 y cachito llegó el padrino de Tere y su tió Ángel quienes nos llevaron al aeropuerto. Llegamos al aeropuerto de la ciudad de México a muy buena hora. Registramos nuestro equipaje como a las 10:30 de la mañana. Llevabamos 4 maletas super grandes y pesadas, la más pesada era de 50 kilos, además de una laptop, una mochila con cosas de Edgar Rodrigo, el asiento de auto de Edgar Rodrigo y un colchón inflable.

Como el peso máximo por cada pieza de equipaje es de 32 kilos tuvimos que quitarle peso a 3 de nuestras maletas y armar con eso una quinta maleta, por suerte una amiga de Tere, que nos acompaño en el viaje, llevaba una maleta vacía y así pudimos llevar todas nuestras cosas. Yo creí que ibamos a tener que dejar cosas en México.

A las 11:00 ya habiamos superado el reacomodo de equipaje y teníamos 2 horas libres, así que nos fuimos a almorzar con todas las personas que nos acompañaron: Los papás de Tere, los padrinos de Tere (Arturo y Alicia), mi compadre Rodrigo, Magdalena (la amiga de Tere) y su hija Ilse. A las 13:00 nos despedimos y nos encaminamos a la sala para abordar el avión. Ahí llamé a mi mamá y a mi abuelita para despedirnos. Fuimos casi los últimos en subir al avión, no querían que subiera el asiento de Rodrigo pues me dijeron que el avión iba lleno y que tenía que llevar al bebé en las piernas, pero como pagamos su asiento no tuvieron más opción que dejarnos. Sin embargo, nos tocó la fila 36 y el avión solo tenía 35 filas, así que nos tuvimos que acomodar en otro lugar.

Rodrigo no se asustó, ni nada parecido y una vez que despegó el avión se quedó dormido. Fueron cerca de 5 horas de vuelo a Toronto, aterrizamos a las 8 de la noche. El aeropuerto de Toronto está en remodelación y ese día ocurrió algo unas 4 horas antes, así que aterrizamos en una pista donde no hay terminal y nos llevaron en autobus a la terminal, lo cual fue un tanto desagradable por la cantidad de gente, de calor y porque no había nadie que nos dijera que pasaba…

Llegamos a la inmigración, me atendió un asiatico que casi no abría la boca para hablar y casi no le entendía. Yo nunca he tenido necesidad de comunicarme en inglés, así que tenía mucha inseguridad sobre mi capacidad de comunicación y eso no me ayudaba en nada. El tipo de inmigración me dió el permiso de estudio con tan solo la carta de aceptación de la universidad, jamás me preguntó por el financiamiento de los estudios ni por la actividad de Tere y Edgar Rodrigo. Después de eso me pasaron con otro oficial que emitió los permisos de visitante de Tere y de Edgar Rodrigo.

Después fuimos a recoger nuestro equipaje: nuestras 5 maletotas. Afortunadamente ahí hay carritos, así que no tuvimos que cargar demasiado, yo pensé que tendríamos que hacer algo especial, que nos revisarían el equipaje o algo, pero no fue así. Simplemente dejamos nuestra declaración de impuestos en una cajita y listo.

Seguimos los letreros de conexión con otros vuelos y al poco de caminar encontramos la banda de equipaje para esos vuelos, sin embargo nos dieron la noticia: No podíamos dejar nuestro equipaje ahí, el aeropuerto estaba cerrado por un incendio de un avión de Air France y no podríamos volar a Ottawa, así que debíamos: conseguir hotel y pagarlo nosotros, llevarnos nuestro equipaje y cambiar nuestros boletos de avión. Les dije que no era nuestra culpa que eso ocurriera y que no nos parecía justo tener que pagar nuestro hospedaje y nos dijeron que como no era culpa de la línea aerea nosotros teníamos que pagar. Entonces les dije que por lo menos nos permitieran dejar el equipaje pues era demasiado como para llevarnoslo para una noche, a lo cual accedieron. Me dieron los teléfonos para conseguir hotel barato (especial para pasajeros en esas circunstancias) y para cambiar nuestros boletos.

Llamamos para conseguir hotel, no hubo problema, solo que el taxi nos salió en 50 dolares! y eso que era super cerca del aeropuerto pero como las rutas principales estaban cerradas por el incendio el taxi tuvo que dar una vuelta larguisima. Nos hospedamos en el hotel Radisson de Missisauga, un poco lejos de Toronto, así que no tuvimos oportunidad para conocer Toronto.

Llegando a la habitación intenté llamar para cambiar nuestros boletos y después de más de media hora en la línea me cansé y colgué. Me salí a buscar que había por ahí para cenar, no teníamos hambre, pero a lo mejor viendo algo se nos antojaba. No encontré nada, pero al llamar nuevamente a la línea aerea una grabación dijo que el tiempo estimado de espera era de 45 minutos, así que regresé a la habitación y nos fuimos turnando para esperar en la línea. Nos cambiaron los boletos para el día siguiente: 3 de agosto a las 16:10.

Después de eso fui a la recepción a pedir un cable de red y me conecté a internet, así ese día pude mandar un correo a los familiares para que no se preocuparan. Imaginabamos que habrían tenido noticia del incendio y que estarían preocupados. También le escribí al director del Instituto de Ciencias Cognitivas (Cognitive Science Institute) Andrew Brook para informarle del contratiempo, el me contestó en instantes.

Ahí terminó el día, no recuerdo la hora, seguro pasaban de las 11 de la noche de aqui, una hora más que en México. Todos estabamos muertos!