domingo, May 25, 2008
Regreso y despedida
Ya van a ser 8 meses que no actualizo este blog y sospecho que probablemente este último artÃculo no tendrá mucha audiencia. De todos modos, es bueno cerrar el ciclo.
Mis cada vez más escasos lectores creerán que o estoy muy escaso de ideas o no tengo ganas de escribir. La verdad es que ninguna de las 2. Hace casi un año comenzaron a ocurrir algunos de esos sucesos difÃciles y únicos en la vida que demandaron toda mi atención durante varios meses.
PodrÃa decir que esa es la causa de mi ausencia en este blog, pero la realidad es que, aunque me gustaba y sigo creyendo que wordpress.org es excelente, me comencé a sentir muy limitado en cuanto a lo que puedo hacer con este blog, y preferà ponerme a resolver eso en lugar de quejarme amargamente. Me tomó mucho tiempo, mucho más del que yo esperaba, y de hecho aún no termino. Pero poco a poco va quedando, al menos ya puedo comenzar a escribir nuevamente y desempolvar todas aquellas ideas que se quedaron pendientes.
Asà que sin más, con este artÃculo concluyo una agradable temporada de «Mi doctorado en ciencias cognitivas» para comenzar una nueva etapa en «¡Es hora de brillar!». Los espero por allá.
Actualización (Julio, 2015): !Es hora de brillar! no duró mucho. Si deseas estar al tanto, visita mi página.
miércoles, febrero 7, 2007
Mi abuelita
Acabo de agregar a mi blog una página en la memoria de mi abuelita, quien falleció el domingo. La idea de esta página es que mi familia, amigos y todos aquellos que la hayan conocido lean y compartan comentarios, anécdotas y fotografÃas de mi abuelita.
jueves, agosto 24, 2006
Una agradable sorpresa
Esta mañana mi buzón de correo electrónico tenÃa como 15 correos nuevos, rápidamente revisé los remitentes para ver si habÃa algún correo importante o inesperado. A pesar de que gmail filtra la mayor parte del spam, habÃa como 3 correos no desados. También habÃa un par de correos de ofertas, otro par de mis alertas de google, uno de mi calendario de google. Dos o tres de Carleton sin demasiada importancia. En fin, nada que requiriera mi atención en ese momento, excepto por un correo realmente inesperado. Este correo venÃa de Alejandro Larracilla.
Alejandro es mi mejor amigo de la infancia. FuÃmos compañeros en el quinto año de primaria y nos hicimos muy buenos amigos. Viviamos a poco más de 2 cuadras de distancia, asà que tuvimos muchas aventuras juntos ya fuera en su casa, o en el parque que dividÃa nuestros domicilios, o haciendo túneles en los montÃculos de arena frente a las casas en construcción.
Después mi familia se mudó al otro lado de la ciudad, y su familia también se mudó a una colonia a la que en ese entonces sólo se podÃa ir en automóvil. Salvo por una que otra ocasión, prácticamente perdimos contacto, pero siempre lo recordé con cariño. Se mudó a Chihuahua y nos escribimos un par de cartas, me contó que se irÃa a estudiar a Monterrey y luego ya no supé nada de él. Desde entonces (1986-9?), muchÃsimas veces he tratado de localizarlo. Alrededor de 1999 me parece que conseguà su teléfono en Monterrey, no recuerdo cómo lo conseguÃ, creo que localicé a su papá, o le pedà a alguno de mis hermanos que le llamara. El número estaba mal anotado, le sobraba un dÃgito, lo bueno es que sabÃa o averigüe cuál, llamé y esa ocasión platiqué con su hermano Carlos. No recuerdo mucho de la conversación, pero supé que estaban muy bien. Pasó el tiempo y cuando quise volver a llamar cambiaron las claves lada y ya no recordé cuál era el dÃgito sobrante. 😦
Más de alguna vez intenté encontrar datos de él en internet, pero lo más que hallé fue su nombre en sitios de su universidad. Las últimas veces que hice eso concluà que yo era mucho más localizable que él, y que el dÃa que él me buscara en internet, me encontrarÃa, asà que dejé de buscar con la idea de que algún dÃa eso sucederÃa.
Sucedió y me dió muchÃsimo gusto!
miércoles, agosto 23, 2006
Primer año en Ottawa
El 3 de agosto, además de nuestro aniversario de bodas, cumplimos un año en Ottawa. Fue un año muy difÃcil, no porque fuese imposible o porque el primer año requiriera de habilidades extraordinarias. Simplemente fué un cambio radical, digámos que una aventura extrema, casi deporte extremo, para la que no estabamos preparados sicológicamente. Antes de venir yo creÃa que me estaba poniendo viejo de corazón pues a mi edad yo ya no buscaba aventuras extremas. ¡Qué equivocado estaba! je.
Reconozco públicamente que yo pensé que todo serÃa suavecito, con muchas novedades si, pero sin mayores preocupaciones. Según yo estaba más que preparado para enfrentar lo que fuera sin mayor problema para ninguno de los tres. Pero a pesar de que pedà consejo a mis amigos y que procuré estar informado sobre el movimiento en esta ciudad, lo que no prevà me tomó por sorpresa y me superó por momentos.
Los consejos de mis amigos Felipe, Franz y Rafael fueron muy útiles, pero no cabe duda de que no hay mejor forma de aprender que viviéndolo en carne propia. Los primeros dÃas y meses fueron particularmente difÃciles porque no tenÃamos idea de infinidad de cosas, incluyendo el cómo averiguar, y aunque Felipe me contactó con amistades, no las tenÃamos cerca, ni les tenÃamos confianza como para preguntar TODO lo que necesitabamos aprender. Dos factores que complicaron más las cosas fueron la incertidumbre económica y mis problemas de comunicación. El otro factor que definitivamente nubló mi percepción y perspectivas fué que al llegar nada parecÃa ir como lo esperabamos.
Recuerden que el dÃa que llegamos a Canadá hubo un accidente en el aeropuerto de Toronto, por lo que tuvimos que ir a un hotel y conseguir otro vuelo a Ottawa, lo cuál fué odioso. Luego el departamento que habÃa conseguido en Ottawa estaba horrendo y el vecindario no me gustaba. No tenÃamos nada en el departamento, no sabÃamos dónde comprar, los precios nos parecÃan (son) exorbitantes, y no tenÃamos manera de comparar precios como para comprar sabiamente. Además las tiendas de autoservicio que ibamos encontrando me parecÃan de otro mundo, no encontraba nada de lo que buscaba. E incluso comer en la calle era traumante porque no hallabamos nada económicamente accesible y no nos querÃamos arriesgar a gastar una lana sólo para probar.
En retrospectiva, y porque lo he analizado todo este tiempo, puedo decir que realmente Ottawa no es diferente a lo que conocemos en México, simplemente suceden 2 cosas. La primera es que aunque nada es diferente, los patrones que uno percibe en el entorno (culturales, sociales, comerciales, climáticos, contaminación, etc.) si son diferentes, lo cual me hacÃa estar instintivamente alerta: no querÃa más sorpresas desagradables. Esa preocupación fué lo que más me alteró y no me permitió disfrutar de las cosas buenas que también hubo. La segunda cosa que sucede es que la vida en Ottawa es extremadamente cara, yo digo que los productos y servicios están sobrevaluados. Se ve que igual los salarios son mucho muy superiores a los que yo llegue a tener acceso en México. Pero por lo mismo desde pequeño fuà acostumbrado a trabajar y a valorar lo que cuestan las cosas, y a ahorrar. Además siempre he sido pobre y todo lo que he llegado a tener lo he ganado con el sudor de mi frente. Asà que en mi cabeza no habÃa lugar para concebir o aceptar fácilmente el pagar 35 pesos por 2 litros de leche (nosotros comprabamos la de liconsa a 3.50 el litro, je), 25 pesos por una docena de huevos (menos de un kilo que lo más caro que me llegó a costar en México fueron 16 pesos), o 20 pesos por un pasaje de autobus (con las agravantes de que el servicio de autobus es malÃsimo comparado con el del D.F., y de que sólo necesito 10 minutos de autobus para llegar a la universidad). A lo mejor sólo soy un codo empedernido y estoy acostumbrado a las cosas baratas, pero de cualquier manera, no me parecÃa razonable tener que pagar tanto, especialmente sin tener garantÃa de que el ingreso serÃa suficiente. O sea que aunque Felipe Contreras lo dijo en broma, es cierto que me estoy volviendo más fresa 🙂 chale!
De cualquier manera vivimos con lo mÃnimo. El departamento que rentamos es de una recamara y es muy pequeño, no tenemos sala (ahora que me acuerdo, tampoco tenÃamos en México), ni muchas otras cosas. Pero no me quejo, no nos ha faltado lo básico y nuestros ahorros no se han visto mermados. Lo que si comienza a ser primordial es el planear para el cuarto año, porque sólo tengo beca de Conacyt por 3 años, eso implica que a partir del cuarto año no sólo extrañaremos nuestro principal ingreso, sino que además tendremos que buscar cómo pagar la colegiatura y el seguro médico, o conseguir otras becas.
El vecindario donde vivimos, pues no es el más feo de Ottawa, pero si mucho mejor de lo que yo creÃa hace un año, de hecho si no fuera por el exceso de palomas, los vecinos que no limpian las gracias de sus mascotas, y la mala o falta de limpieza en la banqueta y elevadores, estarÃa muy bien. De cualquier manera, es definitivamente mucho, pero mucho mejor que cualquier colonia del D.F. Las tiendas, los alimentos, las reglas de tránsito, las normas morales, las bibliotecas, los centros de salud, los restaurantes, la propina, en fin, todo es en general igualito a lo que conocà en México. A lo mejor algunas cosas son más bonitas o con más variedad y otras son más feitas, estrictas o insÃpidas, pero el caso es que en esencia son lo mismo y ya no tengo problema en encontrar las carnes, el yogurth, o el cereal en las tiendas de autoservicio, o para ordenar (muy de vez en cuando) en un restaurante, ni para moverme por la ciudad muy a pesar del pésimo servicio de transporte público.
Por el lado del ambiente y la seguridad vivimos mucho mejor. A Edgar le encanta ir al parque, tenemos 2 parques a unas cuantas cuadras, pero además Ottawa tiene parques por todos lados, y más de uno me ha parecido encantador y Edgar no ha desaprovechado ninguna visita a un parque. La contaminacion, ¿cuál? de verdad que no se compara con la de las grandes ciudades de México. Un dÃa hubo una alerta de contaminación extraordinaria porque estuvimos como a 45 puntos IMECA, cuando lo normal es estar abajito de los 20, y de hecho se dice que la mayor parte de la contaminación la trae el viento del otro lado (gringolandia). Hasta ahora sólo una ocasión he estado en la calle a altas horas de la noche, podÃa ir a pie a casa pero pues no tenÃa idea de la seguridad. Me preguntaron los compañeros si sabÃa cómo ir, les dije que sà pero que no sabÃa que tan arriesgado era. Se rieron y me aseguraron que salvo que anduviera buscando pleito, o bien fuese mujer, anduviera sola y tuviera muy, pero muy mala suerte, no pasaba nada. De cualquier manera me dijeron que nunca está de más caminar por calles bien iluminadas y por donde haya mayor movimiento de personas. Y pues en efecto, en mi camino a casa no vi nada que me hiciera sospechar o temer.
Seguro no lo he visto todo. Pero en este año si he visto mucho y he aprendido muchÃsimo, hasta hice mi declaración de impuestos! Pero sobre todo, lo que más me satisface es que hemos superado el primer año con buenos resultados en lo academico y en nuestra vida familiar. TodavÃa hay mucho más qué hacer, aprender y superar. Hay que seguir echándole muchas ganas. Los primeros meses fueron muy traumantes para mÃ, pero ya pasó, ya no me siento tan angustiado, ni deprimido, y últimamente he comenzado a sentir que las cosas ya no me son tan extrañas. Lo mejor de todo, por lo que estoy agradecido y lo que más me anima, es que Tere y Edgar Rodrigo están conmigo, y que tenemos salud.
viernes, agosto 4, 2006
60 meses
A pesar de que siempre he creÃdo que hacer planes facilita lograr objetivos no soy una persona que haga muchos planes, especialmente a largo plazo. Rara vez en mi vida he tenido que planear actividades o tareas con más de un año de anticipación. Cuando tomo una decisión de largo plazo, sólo tomo en cuenta el tiempo requerido apróximado únicamente para tratar de evitar conflictos con otros planes. Definitivamente que el criterio más importante que he utilizado toda mi vida para tomar decisiones de largo plazo ha sido hacer las cosas que quiero hacer.
Comento esto porque me parece más o menos cercano el dÃa que tomé una de las decisiones más importantes de mi vida. Esa decisión no sólo era de largo plazo, sino que más bien con la certeza de que serÃa de por vida y que ésta cambiarÃa de maneras insospechadas. Aproximademente un año después, el paso definitivo se concretó.
Cuando tomé esa decisión, y durante mucho tiempo, jamás me imaginé 60 meses después. Hoy me sorprendo de lo rápido que han pasado, de cómo ha cambiado mi vida, y de lo mucho que se ha logrado a pesar de no tener planes muy concretos que digamos. Pero lo que más me hace feliz es el considerar estos 5 años y descubrirme igual de enamorado, con muchos más motivos y deseos para continuar en este barco, y plenamente satisfecho de las consecuencias.
Tere, muchas gracias por compartir tu vida conmigo y hacer maravillosa la mÃa. Te amo.