jueves, agosto 31, 2006

Tipos mexicanos del siglo XIX

Posted in Libros, México a 11:51 pm por tlahui

Tenemos una escuela de extensión de la UNAM a menos de 5 kilómetros. A lo largo del año, la Escuela de Extensión en Canadá es sede de un sinnúmero de actividades artísticas y culturales organizadas tanto por la UNAM, como por diversas instituciones y las comunidades latinas en la capital de Canadá. A pesar de todo ello nunca habíamos visitado la ESECA, la razón principal es que como está en otra ciudad, cruzando el río, pues ¡uta! ¡se nos hacía super complicado ir!

Ayer fuímos buscando los servicios que ofrecen. Es muy sencillo ir, de hecho hasta podríamos ir a pie (Google Maps dice que en auto (respetando los sentidos de las calles) son 3.7 km). En lo que Tere hacía un examen me sugirieron ir a la cafetería o a la biblioteca de la ESECA.

En los 8 años que estuve en la UNAM, una de las cosas que más use (aunque no tanto como yo hubiera querido) son sus bibliotecas, fuí usuario registrado de las bibliotecas de la Facultad de Ciencias, el IMATE, el IIMAS y la Biblioteca Central. Además de que en múltiples ocasiones usé los servicios de las bibliotecas de la Facultad de Química, el Instituto de Filosofía, y el CECADET. Así que me dió curiosidad conocer esta biblioteca. Tere dice que me brillaron los ojos cuando escuche la palabra biblioteca.

Comparadas con las bibliotecas antes mencionadas, la biblioteca de la ESECA tiene una colección muy pequeña: 5 estanterías como de 4 ó 5 metros de largo y una sección de enciclopedias y revistas. La mayoría de los libros están en español, pero también tienen una sección de libros en inglés y una más pequeña de libros en francés. A pesar de que el tamaño pudiera ser decepcionante, uno nunca sabe lo que se puede encontrar en una biblioteca, así que comencé a hacer un inventario muy rápido, realmente uno nunca sabe cuando va a necesitar un libro de algún tema en partícular y por otro lado, nos gustaría conseguir libros en español para Rodrigo.

Primero identifiqué las secciones principales: Revistas, enciclopedias y consulta, francés, inglés, literatura, artes, cultura, niños! De entrada ya había encontrado algo de lo que buscaba. Luego comencé a ver con más detalle, recién comencé me encontré al menos 3 colecciones de códices prehispánicos, me dieron mucha tentación, pero ver uno con cuidado me hubiera tomado mucho más tiempo del que disponía. En otra ocasión lo haré. Hubo otros títulos que me llamaron la atención, sin embargo, todavía en la primer hilera de libros hubo uno en partícular que me llamó mucho la atención, desde el título en la solapa: «Las once y serenooo!» Esa es una frasé que llegué a escuchar de mis padres, y a lo mejor en algunas películas mexicanas. Tengo entendido que cuando no había luz eléctrica los serenos se encargaban de dar rondines con una lámpara y gritaban cosas como esa. Pero siempre he tenido curiosidad por conocer exactamente el significado de esas frases, porque además tengo la intuición de que no eran nada más frases, sino que eran parte del lenguaje, quizás propio de un oficio o profesión, pero al fin de uso más o menos corriente.

Así que saqué el libro para ver la portada. Presenta una foto antigüa (después supe que es una foto famosa de un sereno) y debajo de la foto aparece el subtítulo del libro: «tipos mexicanos del siglo XIX». Quedé totalmente sacado de onda: ¿qué significa «tipos mexicanos»? ¿se refería a tipos de personas? ¿o a clases sociales? y ¿qué tenía que ver eso con las once y sereno?, y ¿qué representaba la foto de la portada? ¿De qué trataría el libro? Demasiadas interrogantes para un curioso libro que además, ¡tenía en mis manos!

Comencé a ver si había alguna explicación en la contraportada, pero nada. Hojée el libro esperando hacerme una idea general del contenido, había más fotos antigüas de personas y algunas otras imágenes variadas, ninguna sección del libro claramente identificable. Viendo con más detalle ví que cada fotografía tenía una monografía, pero eso no respondía ninguna de mis preguntas. Así que opté por comezar a leer desde el principio. El texto del libro comenzaba sin mayor preámbulo después de una reproducción a doble página de una pintura del valle de México de finales del siglo XIX, muy parecida a esta de José María Velasco Gómez. Me fascinan los libros con fotografías que ilustran los cambios que han sufrido las ciudades, así que la cosa se ponía interesante. Después de leer los primeros párrafos, decidí ponerme cómodo y leer todo lo que pudiera.

¡Wow! ¡qué libro tan chingón! La introducción (uno descubre que es la introducción sobre la marcha) describe de una manera muy natural y amena la vida en la ciudad de México en 1870 y aprovecha ese escenario para esbozar brevemente el trabajo de dos artístas de esa época (Antíoco Cruces y Luis Campa) que incursionaron? en la popularización del daguerrotipo e iniciaron un proyecto fotográfico muy interesante y ambicioso: documentar fotográficamente los tipos (grupos étnicos) mexicanos de su época. Aunque no fueron los únicos que tomaron fotografías de la gente, si fueron los más famosos y eran socios en EL estudio (y galería) «fotográfico» más importante de México: Cruces y Campa.

No tuve tiempo de leer mucho más que la introducción del libro, sólo unas cuantas fotografías y monografías más. Sin embargo lo que leí me fascinó. Mi imaginación se transportó a una ciudad de México fantástica que no puedo añorar, pero que me hubiera encantado conocer. Pero además me hizo recordar olores, colores, sabores que de niño me maravillaban. Y me hizo ver que aunque todo eso parece perdido por el tiempo, la monstruosidad y la inhumanidad de la ciudad, aún se puede adivinar en muchísimas de las cosas que uno puede ver en la ciudad. No crean que la nostalgia se apoderó de mí, aunque el museo del templo mayor es mi museo favorito, en mis últimos años en el D.F. más bien viví acostumbrado a la cotidianeidad y rara vez me dí oportunidad de maravillarme de toda la historia que también habita en la ciudad, o de las personas que conforman su demografía, o de las costumbres, que aunque modernizadas o (casi) extintas, aún se practican. De hecho, más bien he sido desdeñoso de esas cosas, pero este libro por alguna razón me hizo sentir necesidad de redescubrirlas y disfrutarlas nuevamente. Es una sensación que no puedo describir claramente, es algo entre la maravilla y el gozo infantiles, un poco de orgullo por mis orígenes, un dejo de tristeza porque se están olvidando y porque yo las he desdeñado, y un deseo inmenso por conocer más.

Ojalá me entendieran porque de hecho, estas reflexiones también han logrado que el trabajo de mis suegros y los proyectos de Tere adquieran una nueva dimensión ante mis ojos. Aclaro que esos trabajos y proyectos siempre han merecido mi respeto y aprecio, sin embargo creo que ahora entiendo mucho mejor cómo se siente Tere cuando lee a su mamá, revive los relatos de su papá, o se emociona cuando me platica de Chilapa. También me hace creer que ahora puedo entender mejor a personas como mi papá, mi abuelita, o Toño Gómez, cuando se emocionan platicando alguna anécdota, y también a otras personas cuando se quejan de la frialdad de la ciudad o de nuestros tiempos.

Definitivamente me voy a inscribir en la biblioteca de la ESECA y voy a leer con mucho cuidado el libro, y otros que me vaya encontrando. Además, parece que el libro todavía se puede conseguir, así que creo que ya tengo el regalo ideal para algunas personas muy queridas a las que nunca sé qué regalarles.

Por otro lado, voy a convertir en uno de mis hobbies el aprender de nuestras costumbres e historia porque no quiero que esta sensación se me olvide en un par de días, y de hecho quiero que me lleve a contribuir, aunque sea un poco, en la difusión o conservación de nuestra historia, cultura, costumbres, lenguaje, etc.

miércoles, agosto 30, 2006

Una verdad inconveniente

Posted in Muy Importante, Películas a 1:45 am por tlahui

Hoy fuí al cine con Matthew a ver dos documentales: ¿Quién mató al auto eléctrico? y Una verdad inconveniente.

Ambos documentales están muy buenos. ¿Quién mató al auto eléctrico? cuenta muy bien una historia muy triste desde todo punto de vista, se concentra en desentrañar las razones de los cambios en las políticas ambientales de California que condujeron a que los EV1 se sacaran de circulación, o más bien desentraña el conflicto de intereses en ese asunto. De pasada muestra las mentiras que se han creado alrededor de los autos eléctricos, y las supuestas ventajas de las celdas de combustible. Buscando información me encontré con un blog de GM donde pareciera que dan buenas razones para retirar de la circulación su vehículo EV1, pero sus argumentos se caen a pedazos.

Si les gustan los documentales, o la tecnología automotríz, o son activistas ecológicos ¿Quién mato al auto eléctrico? es sin duda interesante.

Sin embargo, lo que absolutamente TODO MUNDO DEBE ver es el documental «Una verdad inconveniente» de Al Gore, quien perdió la elección presidencial de EEUU en 2000 en uno de los fraudes electorales más grandes de la historia de ese país. Sin duda este documental tiene un gran tinte político, puede parecer parte de una campaña política, o puede llegar a ser descalificado como el punto de vista de un ardido. Dejen la política a un lado y véanlo, véanlo, véanlo. Si se consideran apolíticos, o antigringos, no importa, véanlo. Estoy seguro de que no decepcionará a nadie (el documental).
En este documental Al Gore muestra la evidencia, y explica de forma muy amena, que la especie humana ha afectado terriblemente al planeta, y con ello está creando su propia destrucción. No es sensacionalismo, ni amarillismo, ni un complot como aseguran Bush y Harper. Son datos crudos, reales y realmente tristes sobre los que todos debemos tener conciencia. Mezclado con la información, Al Gore revisa sus memorias para justificar sus motivos para la realización de la película. Gore analiza las consecuencias del calentamiento global en diferentes escalas y en diferentes ámbitos de la vida en nuestro planeta. Al final del documental queda muy claro que es muy importante que comencemos tomar acciones YA, entre las que se encuentran el exigir a nuestros gobernantes que dejen de minimizar, ignorar o abandonar el problema y se concentren en combatir todo tipo de degradación del ambiente. Pues como él dice, no se trata de un asunto de política o economía, es un asunto moral que nos afecta y nos incumbe a TODOS y mucho más grave e importante que cualquier asunto político o económico.

Los dejo con el trailer de la película, pero por favor véanla, no he visto que la anuncien en México, pero hagan todo lo posible, aunque la consigan pirata.

lunes, agosto 28, 2006

Viaje a Vancouver

Posted in Canadá, Viajes a 10:18 pm por tlahui

El 25 de julio salí de Ottawa hacia Vancouver, era un día moderadamente caluroso en Ottawa. Sylvain y yo viajamos y nos hospedamos juntos, así que ese día él se ofreció a venir por mi. Como a las 4 de la tarde nos tocó la puerta y nos dispusimos a salir. Edgar Rodrigo lloró mucho, pero sospecho que fué porque no se subió al auto de Sylvain.

Desde el día anterior preparé mi maleta y mi poster. Aunque llevaba muy pocas cosas, el poster era bastante grande (1.5×1.1 m)y por lo mismo estorboso (el tubo mide 1.7 m de alto) y tenía duda de que me permitieran llevarlo conmigo en el avión, aunque cupo sin problemas en el auto. Llegando al aeropuerto buscamos dónde conseguir el pase de abordar y por primera vez usamos unas maquinitas en las que metes tu tarjeta de crédito o de viajero frecuente, o escribes tu número de reservación, te dice cómo te llamas y te deja elegir asiento antes de imprimir el pase.

Al entrar al avión, la persona de la tripulación que estaba en la entrada vió mi tubote y me dijo que si lo podía guardar, yo no tenía idea de si cabría en los portaequipajes, así que su propuesta de ponerlo en el closet de la tripulación me pareció fantástica. A cambio me pidió autorización para quedarse con el poster si yo lo olvidaba ahí, je. Sylvain hizo lo mismo con su poster. El asiento estaba bastante incómodo, yo no cabía bien, y no a lo ancho, sino a lo largo, no podía doblar mis rodillas porque medio rozaban con el asiento de adelante, y tampoco había espacio para estirarlas. Sylvain iba sentado detrás de mi y yo estaba justo frente a la pantalla, así que me pidió que me agachara para que el pudiera ver la película, fué sumamente incómodo y yo terminé todo entumido.

El vuelo duró como 5 horas, llegamos temprano a Vancouver así que propuse ir en autobus al hotel. Yo ya había estado en Vancouver hace 3 años y sabía más o menos cómo moverme en la ciudad, además de que ya había investigado cómo llegar al hotel. Lo malo fué que al llegar a nuestra parada, el chofer no nos dió tiempo de abrir las puertas y nos bajó hasta la siguiente parada, lo cuál fué incómodo por las maletas y los posters.

En la recepción del hotel nos dieron las llaves de la habitación y nos dijeron que teníamos una excelente vista. Llegamos a la habitación y lo primero que hizo Sylvain fué checar la vista, era una burla, estabamos en el quinto piso y lo único que podíamos apreciar era el techo de la sala de convenciones del hotel. Pero bueno, después de todo no teníamos planes de quedarnos todo el día en la habitación para apreciar la vista, je. Llamé a Tere y nos dispusimos a buscar un lugar para cenar.

Caminamos por la avenida Granville a ver qué hallabamos, pero estaba medio muerto, así que terminamos por tomar un café en un starbucks. Luego el tenía ganas de un bar o de bailar, y aunque había varios bares, ninguno nos llamó la atención, por lo que terminamos en un pub llamado «El furniture warehouse, mexican restaurant». Al entrar nos pidieron identificación, me pareció cómico pues dudo que con mis canas piensen que soy menor de edad. La música estaba agradable, nos recomendaron una cerveza que nos pareció terrible pero nos la terminamos, luego Sylvain pidió un martini con cerezas o algo así y unos tacos de pollo (a 35 pesos cada uno) que estaban buenos. Me convenció de que pidiera un martini como el de él pero como nunca llegó el se molestó y pedimos la cuenta, en compensación nos regalaron un caballito con el martini que pedimos.

Al día siguiente nos fuímos a registrar en el congreso, ése día no era el congreso en el que ibamos a participar, sino otro que se organizó conjuntamente, de cualquier manera revisé el programa de ese día y como no encontré nada que me interesara, me uní a la propuesta de Sylvain de aprovechar el día para pasear. Primero fuímos a desayunar, Sylvain me dijo que quería ir a Grouse Mountain o a Capilano, pero primero fuímos a Canada Place a tomar fotos de la bahía.

Bah�a desde Canada Place

Ahí cerca está el centro de información turística, así que fuímos a preguntar cómo ir al puente de Capilano y dónde comprar un pase de autobus para todo el día. Resultó que ahí mismo compramos el pase de autobus y la entrada a los puentes. Además para ir allá teníamos que cruzar la bahía, ya fuera en seabus o por el puente, optamos por la primera opción, pues además estabamos muy cerca de la terminal del seabus.

Puente desde la Bah�a

En la estación del otro lado de la bahía hay un mercado y un mirador desde el que se puede ver el centro de Vancouver. Ahí cerca también está la parada de autobuses donde tomamos el que va a Capilano.

Vancouver

El puente de Capilano está muy, muy padre. Está en medio del bosque y lo tienen adecuado como parque temático, todo el personal usa vestuario especial y la entrada está adecuada como una colonia antigüa, hay tótemes y el puente es impresionante. Debajo del puente pasa un río y del otro lado hay varios estanques encantadores y puentes entre las copas de los árboles.

Puente Capilano

Bosque desde el puente

R�o y sombra desde el puente

totem

puentes colgantes

No pude evitar recordar mis paseos con mi compadre Rodrigo Pelayo a la barranca de Huentitán, en los que casi siempre cruzabamos el puente de Arsediano (que también es colgante y pasa sobre un río). Sin embargo más tarde ese día tuve todavía más motivos para recordar esos paseos, especialmente por lo cansado que resultaba bajar a la barranca y sobre todo subir.

Nos regresamos a Vancouver en autobus, cruzando la bahía por el puente. Puse la cámara a tomar fotos continuamente, y varias salieron muy bien.

Vancouver desde el puente

Sylvain queria ir a la playa a tomar fotos del océano, en la oficina de turismo nos dijeron de algunas playas donde podíamos ver hacía Victoria, pero dificilmente tendríamos la vista libre hacía el océano. De cualquier manera Sylvain quería ir a la playa que está en la Universidad de British Columbia. Llegando a UBC le pregunté a un policía como llegar a la playa. Nos explicó, pero decidimos tomar una ruta diferente. Nos perdimos pero valió la pena porque caminamos por la parte más bonita de UBC. Camino a la playa encontramos un mirador y un jardín muy bonito. Luego ya perdidos, queríamos hallar un camino hacía la playa, y pasamos por el museo de antropología.

Jard�n desde el mirador en UBC

Finalmente encontramos el camino a la playa, que era de bajada, bajada y bajada.

mar iendo a la playa

Sin embargo las sorpresas no habían terminado ahí, pues al llegar a la playa descubrimos que se trataba de una playa nudista, y nadie, ni en la oficina de turismo, ni el policía, nos advirtió. Así que sólo tomamos fotos donde no hubiera gente y así evitar que nos vieran feo.

paisaje desde la playa

La playa estaba medio fea porque casi no había arena, pero caminamos por la playa en busca de otro camino para regresar y llegamos a un lugar donde la playa se compuso y por lo mismo había más y más gente, y luego encontramos el camino, seguimos por la playa y de repente se terminó porque había un aserradero. Tomamos más fotos y nos regresamos.

reflejo

La subida estuvo dura y ahí fue donde más recordé los paseos a Huentitán. Regresamos al centro, entonces Sylvain tenía ganas de cenar en un McDonalds, así que nos fuímos caminando por Robson en busca de uno, o alguna otra cosa, los hotdogs y hamburguesas en la calle nos hacían ojitos, pero Sylvain primero quería agotar la opción de McDonalds. Había muchísima gente en la calle, y es que había fuegos artificiales en otra playa que nos quedaba más cerca de nuestro hotel, pero ya estabamos taaaaaan cansados que después de cenar nos fuímos al hotel. Después de un buen baño me puse a revisar el programa del congreso para los días siguientes, y Sylvain se fué a leer a un café.

Al día siguiente, fuímos a la primer conferencia plenaria, que fué un tanto decepcionante, luego fuímos a desayunar, y como no había más pláticas interesantes nos fuímos a explorar una zona que se llama Gastown (No llevé cámara y Sylvain no me ha pasado las que el tomó). Lo más interesante de ese sitio es que es una de las calles que todavía conserva sus edificios y mobiliario urbano originales. Regresamos al hotel, nos encontramos con Marcie y nos sugirió ir a comer con Michael Anderson. Él sugirió ir a un lugar llamado «Bin 941 Tapas Parlour«, estaba a 3 cuadras del hotel, así que nos pareció muy bien. ¡¡¡Qué comida tan maravillosa!!! medio extravangante, pero de verdad que fué sensacional! al revisar el menú de bebidas Sylvain vio que había cerveza «La fin du monde» pidió una de 3 cuartos de litro para los dos. Excelente cerveza! y muy fuerte por cierto, terminamos pidiendo una segunda y medio happies. Lo mejor de todo fué que decidimos compartir la comida, así que probamos 4 entradas y 4 platillos, ¡wow! de verdad si algún día van a Vancouver, tienen que ir a comer a ese lugar (941 Davie st.). Nos salió en 40 dólares cada uno, pero nadie se arrepintió.

El resto del día estuvimos en el congreso, la plática de Peter Slezak me gustó mucho a pesar de que la dió super rápido. Ese mismo día en la noche tuve oportunidad de conocerlo pues fuímos a platicar a un bar él, un amigo de él, Sylvain y yo. Muy agradable persona.

El día siguiente no hubo mucho más que congreso. Robert West nos sugirió ir a comer a un lugar llamado «Sala Thai», fuímos todos los de Carleton, Ron Sun, uno de los principales organizadores del congreso, y otras 2 personas que iban con él. No tuve oportunidad de conocer a Ron. Sin embargo la comida estuvo bastante buena, de nuevo la comida fué compartida, aunque en esta ocasión Robert ordenó los platillos. Yo estoy acostumbrado a compartir la comida con mis mejores amigos, así que a mi me parecía muy buena la idea, pero hubieran visto la cara de uno de los tipos que iba con Ron. En la noche fuímos a un restaurant de comida griega porque Terry dijo que ahí iba a haber gente del congreso. El lugar no fué la gran cosa, pero Sylvain Marcie y yo estuvimos platicando de política con Peter. Muy agradable velada.

El último día del congreso estuvo medio aburridón, en la mañana cerramos la cuenta del hotel e imprimimos los pases de abordar ahí mismo. Al medio día otra vez fuímos toda la banda de Carleton a compartir la comida, esta vez a un restaurante de comida china, estuvo sabroso, pero no fué nada espectacular. En la tarde fué la sesión de posters en la que tanto a Sylvain como a mi nos tocó presentar y a las nueve de la noche, como una hora y media antes de que terminara el congreso, tuvimos que empacar nuestro cartel pues nuestro vuelo de regreso partía a las 11 de la noche.

Nos fuímos en taxi al aeropuerto. Yo pensé que dormiría de regreso, pero no fué así, me chuté las 2 películas que pusieron, hasta me gustaron. Llegamos a Ottawa el domingo poco después de las 5 de la mañana. Sylvain tomó un taxi a su casa y yo me fuí en autobus. Estaba muy cansado pero muy feliz de ver de nuevo a Tere y a Edgar Rodrigo. Y los siguientes días estuve de muy buen humor.

domingo, agosto 27, 2006

Congreso de Ciencias Cognitivas

Posted in Ciencias Cognitivas, Cognitive Science, Doctorado a 9:12 pm por tlahui

Desde el primer día de mi doctorado se me ha dicho que debo publicar o presentar en un congreso por lo menos una vez al año. A lo mejor suena muy fácil, pero con todo el trabajo de los cursos es medio imposible hallar tiempo para trabajar en tus proyectos de investigación, y ni qué decir de todo el trabajo que implica escribir un artículo, todas las revisiones que requiere, el enviarlo a algún congreso o revista científica, hacer más revisiones, y en el caso de un congreso, preparar tu presentación.

En fin, por eso estoy haciendo un doctorado, para adquirir experiencia y si pretendo encontrar trabajo como investigador debo tener experiencia. Por eso entiendo la exigencia por parte del director del instituto. Por otro lado tenemos ciertas atenuantes a dicha exigencia, la más natural es que los trabajos elaborados para un curso son en potencia presentables o publicables. La segunda atenuante, que es medio chafa, pero es válida en el peor de los casos (el caso en el que no lograste publicar o presentar en algún otro lugar), es que cada año en abril el instituto organiza un mini congreso precisamente para que presentemos lo que hemos hecho durante el último año. Este mini congreso es obligatorio para todos los estudiantes de primer y segundo año y por supuesto que es un buen foro para practicar, especialmente porque los compañeros y profesores pueden hacer preguntas con toda confianza, obligándote/presionandote a mejorar. Y también recibes muchos comentarios y consejos para mejorar tu trabajo o tu presentación, y mucho apoyo por parte de tus compañeros. La única modalidad de participación es cartel, es decir que no hay que preparar una plática, sino un poster. Es un congreso muy local, y por lo mismo es muy agradable.

En mi primer año en el doctorado presenté en el mini congreso, junto con un compañero, un poster sobre el experimento que realizamos para el curso de Investigación Experimental en Cognición. Así que podía decirse que con eso ya había salido del paso en cuanto a la exigencia de publicar. Sin embargo, siempre es mejor lanzarse a congresos más grandes, para aprender de a deveras. Por lo que tenía como meta presentar en algún otro congreso.

No tenía demasiadas opciones dado que a penas y puedo con mis cursos. Podía tratar de presentar alguno de mis trabajos de los cursos, pero los que parecían más publicables fueron realizados en equipo, lo que hubiera implicado presentar en equipo, lo cual no está mal, pero podría ser complicado convencer a los demás. Los trabajos que hice individualmente requieren más trabajo para ser publicables, no los descarto, pero no tenía mucho tiempo. Así que terminé intentando lo más fácil, envíe un poster sobre mi trabajo de la maestría al congreso anual de la sociedad de ciencias cognitivas. Intenté en la categoría más fácil, en la que aceptan prácticamente todos los posters que reciben, es decir, mi poster no fué revisado conciensudamente por un comité a fin de decidir si el poster tenía el nivel y calidad adecuados. Digo, no es un gran reto, pero si es una opción válida y tan sencilla que no tenía pretexto para no intentarlo, ¿no creen? Como era de esperarse, mi poster fué aceptado. Ahora el problema era conseguir financiamiento pues el congreso fué en Vancouver, que aunque es Canadá, era un viaje de más de 3 mil kilómetros, y nada barato pues tenía que pagar el avión, hospedaje, alimentación e inscripción al congreso. Afortunadamente la universidad cubrió el avión y la inscripción, y uno de mis asesores afreció cubrir el hospedaje.

El congreso no es pequeño, pero tampoco muy grande. Muchas pláticas fueron medio decepcionantes, y otras muy interesantes. Lo mejor de todo es que tuve oportunidad de conocer mejor a dos compañeros del doctorado (Marcie, y Sylvain), así como de conocer personas interesantes como Peter Slezak, Michael Anderson. Fué una experiencia memorable, una de las cosas que más me agradó es ver que las investigaciones que son presentadas en el 95% de las pláticas no parecen nada complicadas o inaccesibles, es decir, no es necesario complicarse la vida para realizar investigación en ciencias cognitivas, basta encontrar un tema interesante y avanzarle poco a poco, vamos, no es nada del otro mundo. Disfruté mucho este congreso, el viaje y Vancouver, de lo cuál hablaré en otro post, por ahora les dejo una foto de todos (menos Robert West) los que asistimos al congreso por parte de la Universidad Carleton.


De izquierda a derecha: Andrew Brook, Kathy Hoos, Dan Mauro, Marcie Penner-Wilger, Terry Stewart, Sylvain Pronovost, y yo.

jueves, agosto 24, 2006

amazon.ca

Posted in Canadá a 11:54 pm por tlahui

Hace una semana ordené en línea el libro de texto para el curso básico de neurociencias que tomaré los próximos dos cuatrimestres. El librito de más de 1400 páginas costó 135 dólares con todo e impuestos. Según la página de amazon.ca el libro que pedí era el último que tenían en existencia, lo pusieron en la mensajería el viernes y lo entregaron en la universidad el lunes. El martes que fuí a hacer algunas cosas a la universidad, necesitaba imprimir mi informe para Conacyt y la impresora estaba fallando, así que fuí a comentarle a la oficial del instituto, en eso ví una cajotototota de amazon.ca y le pregunté si no me había llegado nada (le pregunté porque aunque se supone que el libro fué entregado el lunes, el correo interno de la universidad podría no haberlo entregado aún, y no había nada en mi buzón.) Lianne me dijo que si, que esa caja tenía mi nombre. Me extrañó demasiado, la caja es un poco más grande que el empaque de una pantalla LCD de 19″. La intriga me abordó inmediatamente, chequé que la caja tuviera mi nombre, así era. Le dí las gracias a Lianne y me dispuse a levantarla del suelo. ¡Diablos! pesaba muchísimo. Vi que en una etiqueta pegada a la caja decía «Intel», me pregunté si la caja no contendría algún electrónico, quizás alguna pantalla LCD, pero aún así pesaba mucho como para que fuera eso.

Sólo había una forma de averiguar qué pasaba, así que llegando a mi oficina rápidamente abrí la caja, para encontrarme con otra caja… así que lo que fuera que pesara tanto cabía en una caja ligeramente más pequeña, se me ocurrió que a lo mejor el libro incluyera materiales adicionales, o que me hubieran enviado en realidad una caja de ejemplares del libro que pedí. Pero el sitio web decía que sólo tenían en existencia el ejemplar que me enviaron. Saqué la segunda caja y al abrirla confirmé que la caja contenía 4 ejemplares del libro. Saqué mi copia para verificar que eran 4 libros. En México a los libros chonchotes que sólo leen los ratones de biblioteca les llamamos tabiques porque son rectangulares y sólo sirven como pisapapeles, pues este libro pesa como 4 tabiques, no sólo tiene más de 1400 páginas, sino que es de pasta gruesa, las páginas son gruesas y tamaño carta.

Ya reporté el error a amazon.ca, mañana voy a poner en el correo la caja con los 3 libros extra. ¿Pero qué creen? mientras escribía esta entrada revisé mi factura y el precio publicado, y también ahí se equivocaron, me cobraron 54 dólares de más + impuestos. ¿Qué pasa en amazon.ca?

Una agradable sorpresa

Posted in Amigos, Personal a 10:32 pm por tlahui

Esta mañana mi buzón de correo electrónico tenía como 15 correos nuevos, rápidamente revisé los remitentes para ver si había algún correo importante o inesperado. A pesar de que gmail filtra la mayor parte del spam, había como 3 correos no desados. También había un par de correos de ofertas, otro par de mis alertas de google, uno de mi calendario de google. Dos o tres de Carleton sin demasiada importancia. En fin, nada que requiriera mi atención en ese momento, excepto por un correo realmente inesperado. Este correo venía de Alejandro Larracilla.

Alejandro es mi mejor amigo de la infancia. Fuímos compañeros en el quinto año de primaria y nos hicimos muy buenos amigos. Viviamos a poco más de 2 cuadras de distancia, así que tuvimos muchas aventuras juntos ya fuera en su casa, o en el parque que dividía nuestros domicilios, o haciendo túneles en los montículos de arena frente a las casas en construcción.

Después mi familia se mudó al otro lado de la ciudad, y su familia también se mudó a una colonia a la que en ese entonces sólo se podía ir en automóvil. Salvo por una que otra ocasión, prácticamente perdimos contacto, pero siempre lo recordé con cariño. Se mudó a Chihuahua y nos escribimos un par de cartas, me contó que se iría a estudiar a Monterrey y luego ya no supé nada de él. Desde entonces (1986-9?), muchísimas veces he tratado de localizarlo. Alrededor de 1999 me parece que conseguí su teléfono en Monterrey, no recuerdo cómo lo conseguí, creo que localicé a su papá, o le pedí a alguno de mis hermanos que le llamara. El número estaba mal anotado, le sobraba un dígito, lo bueno es que sabía o averigüe cuál, llamé y esa ocasión platiqué con su hermano Carlos. No recuerdo mucho de la conversación, pero supé que estaban muy bien. Pasó el tiempo y cuando quise volver a llamar cambiaron las claves lada y ya no recordé cuál era el dígito sobrante. 😦

Más de alguna vez intenté encontrar datos de él en internet, pero lo más que hallé fue su nombre en sitios de su universidad. Las últimas veces que hice eso concluí que yo era mucho más localizable que él, y que el día que él me buscara en internet, me encontraría, así que dejé de buscar con la idea de que algún día eso sucedería.

Sucedió y me dió muchísimo gusto!

Tlahuilli

Posted in Tecnología y Cómputo a 7:14 pm por tlahui

Tlahuilli es el nombre con el que bautizamos a la PC que tenemos en casa. Es una PC que armamos y que desde el principio tenía problemas para arrancar, a veces lo hacía, a veces no, y nunca supimos porqué. Pero yo sospechaba de la tarjeta madre pues tiene un sistema de errores que cuando la enciendes y no puede enviar señal al monitor, una voz te dice qué falló, en este caso la voz decía una y otra vez: «system failed CPU test». Es decir que al parecer no encontraba el procesador, pero si fuera el procesador el que no sirviera, entonces debería fallar siempre y no nada más algunas veces.

La tarjeta madre es una ASUS A8V-E Deluxe con audio, red y wifi integrados. Cuando andabamos buscando tarjeta madre esta fué una de las mejores y más accesibles que encontramos. Al parecer la compramos cuando ya la estaban sacando del mercado porque nos costó mucho trabajo encontrarla y donde la compramos me dijeron que era la última en Ottawa.

Independientemente de que el problema fuera la tarjeta madre, a ésta le encontré otro defecto: que la bocina izquierda sólo estaba de adorno. Así que ese era otro pretexto para hacer válida la garantía. Siempre me decía a mi mismo que tenía que hacer el reclamo porque si la garantía expiraba y la computadora de plano ya no encendiera, entonces habría perdido la tarjeta madre para siempre. Pero siempre tenía algo que hacer en la computadora, por lo que no me era tan sencillo prescindir de ella mientras la reparaban.

Hace mes y medio la computadora ya no encendió, así que ya no había pretextos. La llevé a donde compramos la tarjeta madre para que determinaran cuál era la falla y en caso que fuera la tarjeta madre me hicieran válida la garantía. Yo sospechaba que también la fuente de poder andaba fallando, y no tenía manera de descartar una falla en el procesador. Unos días después me dijeron que en efecto la tarjeta madre estaba defectuosa y que tenía 2 opciones: comprar una nueva o reclamar la garantía con el fabricante. Les pedí que hicieran lo segundo pues había que hacer válida la garantía y el juguetito no es baratito.

Ayer me llamaron para avisar que la tarjeta madre ya estaba de regreso y que ya podía ir por la computadora. Hoy fuí a recogerla, me dijeron que también cambiaron la fuente de poder porque la anterior ya no funcionaba bien y además me cobraron el servicio de diagnóstico e instalación de la tarjeta madre y la fuente de poder. Llegando a la casa revisé el interior, todo se veía en orden, descubrí que la tarjeta madre lucía ligeramente diferente pero es porque tiene un ventiladorcito adicional. La conecté, la encendí y a la primera arrancó!!! sólo estaba desconfigurado el bios por lo que no encontró el sistema operativo. Configuré el bios y por fín, después de mes y medio, Tlahuilli estaba en línea. Probé el sonido y ya suena como debe de ser. Todo se ve en orden, y ahora se encuentra trabajando a todo lo que da compilando e instalando las actualizaciones de un mes y medio.

miércoles, agosto 23, 2006

Primer año en Ottawa

Posted in Canadá, Ottawa, Personal a 9:28 pm por tlahui

El 3 de agosto, además de nuestro aniversario de bodas, cumplimos un año en Ottawa. Fue un año muy difícil, no porque fuese imposible o porque el primer año requiriera de habilidades extraordinarias. Simplemente fué un cambio radical, digámos que una aventura extrema, casi deporte extremo, para la que no estabamos preparados sicológicamente. Antes de venir yo creía que me estaba poniendo viejo de corazón pues a mi edad yo ya no buscaba aventuras extremas. ¡Qué equivocado estaba! je.

Reconozco públicamente que yo pensé que todo sería suavecito, con muchas novedades si, pero sin mayores preocupaciones. Según yo estaba más que preparado para enfrentar lo que fuera sin mayor problema para ninguno de los tres. Pero a pesar de que pedí consejo a mis amigos y que procuré estar informado sobre el movimiento en esta ciudad, lo que no preví me tomó por sorpresa y me superó por momentos.

Los consejos de mis amigos Felipe, Franz y Rafael fueron muy útiles, pero no cabe duda de que no hay mejor forma de aprender que viviéndolo en carne propia. Los primeros días y meses fueron particularmente difíciles porque no teníamos idea de infinidad de cosas, incluyendo el cómo averiguar, y aunque Felipe me contactó con amistades, no las teníamos cerca, ni les teníamos confianza como para preguntar TODO lo que necesitabamos aprender. Dos factores que complicaron más las cosas fueron la incertidumbre económica y mis problemas de comunicación. El otro factor que definitivamente nubló mi percepción y perspectivas fué que al llegar nada parecía ir como lo esperabamos.

Recuerden que el día que llegamos a Canadá hubo un accidente en el aeropuerto de Toronto, por lo que tuvimos que ir a un hotel y conseguir otro vuelo a Ottawa, lo cuál fué odioso. Luego el departamento que había conseguido en Ottawa estaba horrendo y el vecindario no me gustaba. No teníamos nada en el departamento, no sabíamos dónde comprar, los precios nos parecían (son) exorbitantes, y no teníamos manera de comparar precios como para comprar sabiamente. Además las tiendas de autoservicio que ibamos encontrando me parecían de otro mundo, no encontraba nada de lo que buscaba. E incluso comer en la calle era traumante porque no hallabamos nada económicamente accesible y no nos queríamos arriesgar a gastar una lana sólo para probar.

En retrospectiva, y porque lo he analizado todo este tiempo, puedo decir que realmente Ottawa no es diferente a lo que conocemos en México, simplemente suceden 2 cosas. La primera es que aunque nada es diferente, los patrones que uno percibe en el entorno (culturales, sociales, comerciales, climáticos, contaminación, etc.) si son diferentes, lo cual me hacía estar instintivamente alerta: no quería más sorpresas desagradables. Esa preocupación fué lo que más me alteró y no me permitió disfrutar de las cosas buenas que también hubo. La segunda cosa que sucede es que la vida en Ottawa es extremadamente cara, yo digo que los productos y servicios están sobrevaluados. Se ve que igual los salarios son mucho muy superiores a los que yo llegue a tener acceso en México. Pero por lo mismo desde pequeño fuí acostumbrado a trabajar y a valorar lo que cuestan las cosas, y a ahorrar. Además siempre he sido pobre y todo lo que he llegado a tener lo he ganado con el sudor de mi frente. Así que en mi cabeza no había lugar para concebir o aceptar fácilmente el pagar 35 pesos por 2 litros de leche (nosotros comprabamos la de liconsa a 3.50 el litro, je), 25 pesos por una docena de huevos (menos de un kilo que lo más caro que me llegó a costar en México fueron 16 pesos), o 20 pesos por un pasaje de autobus (con las agravantes de que el servicio de autobus es malísimo comparado con el del D.F., y de que sólo necesito 10 minutos de autobus para llegar a la universidad). A lo mejor sólo soy un codo empedernido y estoy acostumbrado a las cosas baratas, pero de cualquier manera, no me parecía razonable tener que pagar tanto, especialmente sin tener garantía de que el ingreso sería suficiente. O sea que aunque Felipe Contreras lo dijo en broma, es cierto que me estoy volviendo más fresa 🙂 chale!

De cualquier manera vivimos con lo mínimo. El departamento que rentamos es de una recamara y es muy pequeño, no tenemos sala (ahora que me acuerdo, tampoco teníamos en México), ni muchas otras cosas. Pero no me quejo, no nos ha faltado lo básico y nuestros ahorros no se han visto mermados. Lo que si comienza a ser primordial es el planear para el cuarto año, porque sólo tengo beca de Conacyt por 3 años, eso implica que a partir del cuarto año no sólo extrañaremos nuestro principal ingreso, sino que además tendremos que buscar cómo pagar la colegiatura y el seguro médico, o conseguir otras becas.

El vecindario donde vivimos, pues no es el más feo de Ottawa, pero si mucho mejor de lo que yo creía hace un año, de hecho si no fuera por el exceso de palomas, los vecinos que no limpian las gracias de sus mascotas, y la mala o falta de limpieza en la banqueta y elevadores, estaría muy bien. De cualquier manera, es definitivamente mucho, pero mucho mejor que cualquier colonia del D.F. Las tiendas, los alimentos, las reglas de tránsito, las normas morales, las bibliotecas, los centros de salud, los restaurantes, la propina, en fin, todo es en general igualito a lo que conocí en México. A lo mejor algunas cosas son más bonitas o con más variedad y otras son más feitas, estrictas o insípidas, pero el caso es que en esencia son lo mismo y ya no tengo problema en encontrar las carnes, el yogurth, o el cereal en las tiendas de autoservicio, o para ordenar (muy de vez en cuando) en un restaurante, ni para moverme por la ciudad muy a pesar del pésimo servicio de transporte público.

Por el lado del ambiente y la seguridad vivimos mucho mejor. A Edgar le encanta ir al parque, tenemos 2 parques a unas cuantas cuadras, pero además Ottawa tiene parques por todos lados, y más de uno me ha parecido encantador y Edgar no ha desaprovechado ninguna visita a un parque. La contaminacion, ¿cuál? de verdad que no se compara con la de las grandes ciudades de México. Un día hubo una alerta de contaminación extraordinaria porque estuvimos como a 45 puntos IMECA, cuando lo normal es estar abajito de los 20, y de hecho se dice que la mayor parte de la contaminación la trae el viento del otro lado (gringolandia). Hasta ahora sólo una ocasión he estado en la calle a altas horas de la noche, podía ir a pie a casa pero pues no tenía idea de la seguridad. Me preguntaron los compañeros si sabía cómo ir, les dije que sí pero que no sabía que tan arriesgado era. Se rieron y me aseguraron que salvo que anduviera buscando pleito, o bien fuese mujer, anduviera sola y tuviera muy, pero muy mala suerte, no pasaba nada. De cualquier manera me dijeron que nunca está de más caminar por calles bien iluminadas y por donde haya mayor movimiento de personas. Y pues en efecto, en mi camino a casa no vi nada que me hiciera sospechar o temer.

Seguro no lo he visto todo. Pero en este año si he visto mucho y he aprendido muchísimo, hasta hice mi declaración de impuestos! Pero sobre todo, lo que más me satisface es que hemos superado el primer año con buenos resultados en lo academico y en nuestra vida familiar. Todavía hay mucho más qué hacer, aprender y superar. Hay que seguir echándole muchas ganas. Los primeros meses fueron muy traumantes para mí, pero ya pasó, ya no me siento tan angustiado, ni deprimido, y últimamente he comenzado a sentir que las cosas ya no me son tan extrañas. Lo mejor de todo, por lo que estoy agradecido y lo que más me anima, es que Tere y Edgar Rodrigo están conmigo, y que tenemos salud.

domingo, agosto 20, 2006

Segundo cuatrimestre

Posted in Doctorado a 6:51 pm por tlahui

Todavía no entregaba mi último trabajo del primer cuatrimestre cuando comenzó el segundo. Las muñecas, especialmente la derecha, me dolían terriblemente de tanto estar en la computadora. El 4 de enero tuve mi primer clase y el 10 de enero entregué el último trabajo del primer cuatrimestre. Los cursos que tomé el segundo cuatrimestre fueron la segunda mitad del seminario introductorio de ciencias cognitivas, Cognición y Lenguaje, e Investigación experimental en cognición.

Hasta ahí todo suena muy bien, sin embargo fue un cuatrimestre tedioso, con muy poca motivación, y los cursos no cubrieron mis expectativas. Definitivamente no disfruté el segundo semestre, aunque es probable que mi impresión estaba afectada por todo el cansancio acumulado. Haciendo memoria puedo decir que desde enero de 2005, hasta enero de 2006, mi vida había sido sumamente activa con la titulación de la maestría, los trámites del doctorado, visas, el viaje, conseguir departamento, el choque cultural y un primer cuatrimeste muy duro.

El segundo cuatrimestre fue, por lo menos, igual de duro que el primero. Según yo, y varios compañeros coinciden conmigo, estuvo más duro, lo cual se vió reflejado en las calificaciones de todos. De lo cual también opinamos que nuestro esfuerzo extra no ayudó en lo absoluto. Lo bueno fué que para Mayo, cuando terminó el cuatrimestre, lo único en que podía pensar era que por fin, después de más de un año de trabajo duro, iba a poder descansar unos días.

Las siguientes tres entradas son sobre cada una de las materias que cursé. Decidí separarlo así en consideración a mis escasos lectores, pensando en que será más fácil leer 4 entradas que una gigantesca. Voy a publicarlas en orden inverso para que puedan leerse en el orden correcto, espero no afecte a los que usan feed readers.

Proseminar

Posted in Doctorado a 6:50 pm por tlahui

En la segunda parte del seminario introductorio hubo varios cambios. Primero que nada el curso fué impartido tanto por el director del instituto (Andrew), como por un nuevo profesor (Ash Asudeh). En segudo lugar los temas no fueron tan diversos, todo el curso nos dedicamos a revisar varios capítulos de una Manual de Categorización. Así fue sugerido por Ash y todos estuvimos de acuerdo (esa fué la tercer diferencia). También hubo cambio de salón, por exceso de planeación resultó que no teníamos salón y con dificultad se conseguió uno en algún departamento relacionado con economía o administración, que además nos queda bastante lejos de nuestro confortable salón de usos múltiples en el instituto. Cada clase era lo mismo, nos miraban un poco raro y teníamos que acomodar las mesas. Yo tenía mucho entusiasmo por aprender sobre cómo es que los seres humanos «aprendemos a clasificar/categorizar» de manera natural, claramente una expectativa idealista porque obviamente, como en cualquier otro problema de cognición, no lo sabemos, ni sabemos cómo averiguarlo. El problema es muy interesante y tiene muchos aspectos que vale la pena entender y analizar. Sin embargo me parece que el manual no logra mucho más que mostrar, de manera desorganizada, la dificultad del problema y mostrar los últimos fracasos avances en el tema. La gran, gran mayoría de los capítulos son artículos sobre categorización y categorías en lenguaje. Espero no se me mal interprete, el tema es MUY interesante, y se sabe tan poco al respecto que todas las observaciones pueden ser útiles para entender bien lo que se quiere estudiar. Lo malo es que también se presta a que cualquier cosa, y con eso quiero decir CUALQUIERA, pueda ser presentada como relevante. Mi impresión de casi la totalidad de capítulos que revisamos, es que no aportan prácticamente nada. La gran mayoría de los autores aborda (o dice que aborda) el problema desde su propia trinchera sin buscar colaboración de otras disciplinas. La mayoría no pasan de exponer una colección de experimentos en psicología, lingüística, o sociología, y luego aventuran conjeturas sin ningún sustento. El manual es muy soso y vago. En la primera parte hay un artículo que habla de la contribución de las ciencias de la computación, es francamente deprimente. Si bien describe algunas de las ideas principales en cuanto a cómo abordar el problema desde un punto de vista computacional, deja a las ciencias de la computación como una disciplina accesoria que no tiene mayor contribución que como herramienta para simular teorías y analizar datos. No estoy de acuerdo con esa visión, sin embargo también estoy convencido que el problema, como muchos otros, sólo podrá resolverse con la participación conjunta de varias disciplinas. En fin, creo que el manual no fué lo más ideal para estudiar el tema, o quizás fué mala idea dedicar todo el cuatrimestre a un único tema.

En la primer clase seleccionamos los capítulos que leeríamos y luego quién presentaría cada semana. Como yo no encontraba nada que me fascinara no elegí una semana rápidamente, así que me dejaron la primera exposición. Como una semana me parecía demasiado poco tiempo para leer y preparar todo lo que se iba a abordar dudé, entonces Sylvain se ofreció a ayudarme, el presentando algunos capítulos. Estuvo muy bien porque la semana que presentó Sylvain me tocó ayudarle. Así el trabajo estuvo mejor distribuído para nosotros dos. El trabajo final del curso tenía que ser la propuesta de investigación de cada quien, o por lo menos algo que pudiera pasar como propuesta de investigación. Yo quería encontrar y presentar MI proyecto de investigación, sin embargo por varios factores no me fué posible ni siquiera identificar claramente el problema que quiero investigar. Así que mi trabajo final terminó siendo más bien una revisión de mis múltiples intentos por enfocarme en un problema interesante. Los comentarios que recibí sobre este trabajo fueron un poco mejores de lo que yo temía. Aparte de los errores en la escritura del inglés (aunque con notables mejoras), y de que claramente no logré el objetivo deseado, mi trabajo y esfuerzo fueron considerados muy buenos, cito: «We recognize hat you had a heroic struggle over the project you’d do. While we were very pleased to see that you have fought your way to a do-able project that also contributes to your bigger aspirations, we felt it fair to take into account the fact that the research proposal is still pretty sketchy.»

La calificación que obtuve (A-) no me gustó mucho que digamos por dos razones la primera es que es la calificación de un curso que duró 2 cuatrimestres, así que en realidad es como si hubiera sacado A- en dos materias. La segunda es que el promedio mínimo para conservar becas es A-, así que si uno quiere seguir en el doctorado cualquier calificación por abajo de A es un riesgo, y yo ya llevo estas dos. Yo esperaba una mejor calificación pero la que obtuve cae dentro de lo que considero justo: A pesar de que hicé todo lo que estuvo a mi alcance para realizar un buen trabajo final, no fué suficiente.

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